El Cadáver Exquisito (El Salvador, 2011) Dirigida por Víctor Ruano


Este es mi primer encuentro con el cine salvadoreño, se trata del segundo filme de Victor Ruano, la idea se  desarrolló en conjunto con Rossemberg Rivas y Sarah Walko. Su primer trabajo “Ever Amado”   fue proyectado en varios festivales incluyendo  el Talent Campus del Festival de cine de Berlín 2007, trascendiendo internacionalmente.  
El Cadáver Exquisito utiliza una técnica con una particular estructura heredada del surrealismo que se ejecuta de manera colectiva. El experimento es realizado por partes que parecen inconexas pero que luego van dirigidas a un mismo punto que sirve para dibujar la cotidianidad de la  sociedad salvadoreña, pasando por  temas profundos y filmando otros recursos tan simples como la exploración de un bosque. Los realizadores toman una cámara y han retratado la vida, sin trucos. En ese punto la cinta combina ficción y documental de manera acertada.
Entre volcanes, ríos y la vegetación,  se esconden historias desgarradoras de la guerra, escuadrones de la muerte y pobreza, haciendo un recorrido histórico por la etapa de la guerra civil salvadoreña. 
La cámara nos lleva por frondosos bosques escuchando el canto de los pájaros para luego volar a una típica vivienda centroamericana donde el fervor religioso elabora un estudio moralista de una sociedad tercermundista. “Tres cifras no bastan si quieres llegar al cielo” dice un pastor que con un largo discurso teológico le pone precio al cielo. Sesiones de  pornografía, historias de prostitutas y transexuales, tradiciones ancestrales, migración, discriminación, violencia e impunidad, todo esto a medida que la música se vuelve dramática y provoca tensión para luego embriagarnos con personajes folclóricos de este país. Artesanos que confeccionan con hilos mantas con vivos  colores, tan variados como la población misma.  La vida es un circo y muchos de los personajes filmados encuentran en él un hogar más.
Víctor Ruano realiza una autopsia de El Salvador, con la clara intención de provocarnos y crea un  tapiz de historias que al final forman una sola mezcla de estilos con historias cotidianas.   El Cadáver Exquisito se queda como un experimento atractivo, que pudo ser mejor. 

Música misteriosa, fuego, rostros, calles, árboles y miradas, risas, labios, ojos,  luces, vida y muerte. De esta manera despedazamos y volvemos a coser un cadáver, una sociedad. 

5/10

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