Y una voz en off narra: “Al final de la película, Emilia muere y Julio se queda solo. En realidad, se había quedado solo antes de la muerte de Emilia. Lo que importa es que, al final, Julio vive y Emilia muere. Emilia muere y Julio no muere. El resto es ficción.” Así da inicio Bonsái, segundo largometraje del chileno Cristián Jiménez, basada en la novela de Alejandro Zambra, la cinta formó parte de la Sección "Un certain regard" del Festival de Cannes 2011.
El director la define como una “Historia de amor, libros y plantas”, pero Bonsái va más allá de eso, y construyendo historias a base de recuerdos, de un pasado, comienza a hacer cortes específicos, cargado de literatura mientras suspiramos trazando una dirección sin sentido.
Puede sentirse la nostalgia en cada mirada, cada plano, un mundo casi onírico. Julio (Diego Noguera) y Emilia (Nathalia Galgani) realizan un trabajo de actuación notable, siendo el primero un raíz necesaria para que el resto del metraje tome una forma disfrutable. Dos amantes literarios, que sin vacilar muestran su forma particular de expresar sus sentimientos rodeados de naturaleza, de compañerismo y música. Una estructura a manera de puzle, crea un juego completo con dos épocas diferentes, mezclándose de manera astuta con el humor. Hay un par de planos realmente asombrosos, planos en los que efectos especiales no se necesitan porque el mismo entorno se encarga de crear un collage entre el tiempo, la velocidad, el destino y mucho color verde. Cada capítulo toma conciencia hasta denotar una sed fantástica de estudio de conducta, de pensar, de amar.
Una lectura muy variada que pasa por el mismo Alejandro Zambra , Juan Emar, Macedonio Fernández, Marcel Proust y Juan Emar. Todo acompañado de fiestas estudiantes, con hierba, cerveza y punk ambientados a la época de los noventa. Precisamente la música de Pánico, le pone un toque melancólico que considero muy acertado para el contenido de la cinta.
Bonsái huele a poesía, a piel húmeda, luz y soledad. Una encantadora historia que nos prepara para irnos al cielo en bicicleta. De aceptar las derrotas y darse o no por vencido queda en nuestras manos. De cortar recuerdos y trasplantar sentimientos, de amores pasados.
Calificación: 7/10
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