Ixcanul, erupción centroamericana

El cine guatemalteco ha entrado en una etapa de crecimiento  con un gran  número de producciones cada año, y pasa por un momento muy especial dentro del circuito festivalero, mismos espacios  que  pusieron a  Guatemala   en  el  panorama mundial   con el  film El silencio de  Neto (1994)  de  Luis Argueta que  formó parte  de  la  Selección Oficial  del Festival de Sundance 1995.

Uno de los directores más habituales  -y quien es referencia del cine la región- es Julio Hernández Cordón, ganador de múltiples premios con Gasolina (2008),  Las marimbas del Infierno (2010) y Polvo (2012), esta última nominada al Leopardo de Oro en  el Festival de Locarno 2012. 

El director Jairo Bustamante, un desconocido para muchos, sale del anonimato,  como lo hizo la directora costarricense Laura Astorga que formó parte  de la sección Generation14plus de la Berlinale 2013, con su ópera prima ‘Princesas rojas’.


El cine centroamericano existe.



La edición 65 del Festival Internacional de cine de Berlín se convirtió el 14 de febrero de 2015 en un evento histórico para el cine guatemalteco y centroamericano.

Una ópera prima habitualmente forma parte de la programación en las secciones paralelas, por lo que  el debut de Bustamante rompía paradigmas al quedar entre las 19 cintas que competían por el  Oso  de  Oro. La  primera  cinta  guatemalteca  (y  centroamericana)  en  competir  por  el máximo reconocimiento en un festival clase A. Junto a él -y poniendo la nota latina- los chilenos Pablo Larraín y Patricio Guzmán, en una competición entre veteranos y jóvenes promesas: Andrew Haigh, Malgorzata Szumowska, Terrence Malick, Jafar Panahi o Werner Herzog. 

Los aplausos tras su exhibición y las reseñas de la crítica internacional ya hacían sonar su nombre un día antes de la gala de clausura, las quinielas le apostaban a una ópera prima hablada  en  kaqchikel  como una de  las  fuertes  candidatas  a  los  premios  grandes  de  la edición. La cinta ya había recibido una mención especial por su honestidad y valentía, en la categoría Cine en Construcción del Festival de San Sebastián 2014.

Finalmente Ixcanul se alzó con el Oso de Plata: Premio Alfred Bauer. Un reconocimiento dedicado a las cintas que abren nuevas perspectivas. El premio, en honor a Alfred Bauer -fundador del festival-  se ha entregado desde 1987. Bustamante regresa el reconocimiento a Latinoamérica, anteriormente el mismo ha sido ganado por las cintas argentinas La Ciénaga (2001) de Lucrecia Martel,  El custodio (2006) de Rodrigo Moreno,  y la uruguaya Gigante (2009) de Adrián Biniez. Compartido además con otros grandes cineastas como Andrzej Wajda, Miguel Gomes, Denis Côté, Zhang Yimou o Park Chan-wook.

Lee el artículo completo en el Blog de Cine Latino, del cual soy colaborador.

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